domingo, 29 de agosto de 2010

Duatlón cross de Alpedrete

Después de dos semanas de absoluto descanso me planté en la línea de salida de este histórico duatlón madrileño junto con los compañeros armadillos Óscar y Pancho. El calor terrible, los kilos de más y la comida todavía en el esófago presagiaban una tarde más que divertida.

Nos colocamos en la salida pensando que éramos los últimos y ¡qué va! la salida es hacia el otro lado y estamos los primeros. Hala, a salir escopetaos cuesta arriba. Ya sabía que no era mi día pero me pongo a correr por encima de mis posibilidades (yo creo que por debajo de 4min/km) y claro, llegado al km 3 tengo que bajar bastante el ritmo. El sol pega de lo lindo y tengo una sed de mil demonios. En fin, con más pena que gloria llego a coger la bici y en la transición me paro a beberme 3 vasos de agua.

Pensaba que la bici se me daría mejor pero todo lo contrario. Sensaciones malísimas durante toda la carrera, gente adelantándome por derecha e izquierda y no lograba mantener una velocidad media decente. Así que nada, en el km 5 pongo el modo "survival=ON" y me dedico a disfrutar del duatlón sin ninguna otra pretensión. El circuito era durillo aunque no demasiado técnico y me daba rabia porque habiendo estado bien lo habría disfrutado mucho más. Por la mitad del recorrido veo a un tío pinchado suplicando una cámara. En fin, como no voy a ganar esto me paro y se la doy. El tío va y me dice "¿me ayudas a cambiarla?" Si hombre, no te jode, y si quieres te llevo a caballito. Qué morro tiene la peña.

Llego a la T2 absolutamente seco y me meto otros 3 vasos de agua. Salgo a correr al tran tran y consigo adelantar a bastante gente, por lo menos las sensaciones del final no fueron tan malas.

Tiempo final 1h38' y una prueba más en la buchaca. Lo mejor es que el sóleo no me ha molestado nada y hoy tampoco me duele así que al menos veo el lado positivo de estas dos semanas de descanso.

A ver qué es lo próximo..

jueves, 26 de agosto de 2010

¿Cuánto cuesta hacer un IM?

Aquí no voy a hablar de dinero. Eso mejor no pensarlo porque como me ponga a echar cuentas....

Lo que voy a tratar de explicar aquí es cuanto tiempo me ha costado el preparar el IM. Seguí (más o menos) un plan de preparación de 30 semanas y empecé a entrenar allá por finales de diciembre. El resumen de entrenamientos es el siguiente:
-Horas de entrenamiento: 313h (10,43h/sem de media)
-Total de km de carrera: 1066 (35,53km/sem)
-Total de km en bici: 4001 (133,37km/sem)
-Total de m natación: 127800 (4260m/sem)

Como veis las horas semanales no son demasiadas, de hecho bastante bajas para lo que suele entrenar la gente cuando prepara un IM. El máximo valor semanal es de 14,1h.

Lo que pasa es que aquí sólo cuento tiempo de entrenamientos netos, es decir, sin contar ningún tipo de descansos, estiramientos, desplazamientos, cambios de ropa, duchas,... Si tuviéramos en cuenta todo esto creo que al final la media estaría en torno a las 14h/sem. Al final este valor es más importante porque es el tiempo real que te ocupan los entrenamientos y que debes sacar de debajo de las piedras.

En cuanto a número de sesiones por semana, por lo general han sido 9 (3 de cada disciplina por semana), metiendo en ocasiones una cuarta de natación y haciendo cada semana una sesión doble con transición bici+carrera. Y muy importante, con un día de descanso total por semana, que normalmente lo hacía el lunes, después del palizón del finde.

En cualquier caso, como podéis ver, se puede hacer esto dedicando el tiempo que yo lo he hecho, sin necesidad de llegar a las 15 o 16h de media que entrena la gente. Yo creo que el entrenamiento que he seguido me daba garantías suficientes para finalizar la prueba que al fin y al cabo era el único objetivo. Por supuesto que si ya se quiere ir a hacer una cierta marca, pues habrá que entrenar bastante más.

Y lo mejor de todo es que mi mujer no me ha dejado, mi hija me sigue reconociendo cuando me ve y de momento no me han echado del curro, así que mejor imposible, ¿no?.

Que ganas de empezar de nuevo...

domingo, 15 de agosto de 2010

Triatlón olímpico de Pareja

No estaba planificado pero aprovechando que estoy unos días de Rodríguez y como esto me gusta más que a un tonto un lápiz, este sábado me fui a hacer el triatlón olímpico de Pareja, en Guadalajara.

El segmento de natación me salió en unos decentes (para mí) 32' clavados. En general me sentí bien excepto por el ya tradicional problema de tener que parar para ajustarme las gafas ¡ya me vale! y el que una de las boyas no se veía bien. Me gustaría saber cuántos metros reales nadé porque con los bandazos que voy pegando no me extrañaría que fueran más de 1600.

Donde mejor estuve fue en la bici, en algo se tiene que notar el fondo acumulado para el IM. El circuito era un continuo sube y baja pero sin porcentajes demasiado alto y prácticamente pude hacerlo todo a plato. Me encontré fenomenal y fui todo el rato pillando gente hasta que al final, la en la tercera vuelta hicimos un grupillo majete y ya me relajé un poco. Al final 1h para 33km, una lástima que la bici no fuese más larga.


Corriendo, ni fu ni fa. El sóleo no me molestó pero tampoco me veía con fuerzas para correr rápido. Era un circuito a 4 vueltas alrededor del embalse y eso contribuyó a que controlase bastante bien el ritmo de carrera. Al final el segmento de carrera lo hice en 46'17'', que creo que es mi mejor tiempo en un olímpico, y el tiempo final 2h18'56''. Un tiempazo pero claro, la bici era muy corta.


En resumen, un triatlón muy recomendable y muy bien organizado. Acabé muy contento aunque me quedé con la sensación de que podía haber corrido algo más rápido. De todas formas el objetivo era disfrutar y se cumplió con creces. ¡Ah!, y estrenamos la nueva equipación armadilla ¡se sale!

Un placer, como siempre, compatir la mañana triatlética y la posterior paella con Marcos y Tetovic, así como conocer a los nuevos armadillos Nacho, Francisco y Pablo. Enhorabuena por ese debut chavales. Tenéis un futuro tremento.

viernes, 6 de agosto de 2010

Sergio, you're an Ironman

"Sergio, you're an Ironman" ¡Qué frase tan bonita! Y cuánto cuesta escucharla.

Esto empieza en un hotel de Regensburg (Ratisbona), el 1 de agosto de 2010 a las 3:58AM. Alargo la mano para apagar el despertador programado para las 4:00. No hace falta que suene, llevo más de una hora despierto, pensando qué narices pinto yo en todo esto, recordando todos los largos nadados en la piscina, ¿cuántas vueltas habrán sido?, todas las salidas en bici en pleno invierno con un frío que te helaba los huesos, todos esos kms de carrera bajo el calor asfixiante del verano madrileño, acordándome de la lesión del sóleo que está teóricamente superada pero que seguro que dará por saco durante el maratón. Pero sobre todo pensaba en que sin la ayuda de las dos personas que dormían en esa misma habitación no hubiera podido llegar hasta aquí. No puedo decepcionarlas. No hay tiempo para pensar mucho más, hay que bajar a intentar comer algo. Me obligo a desayunar todo lo que puedo , que no es mucho, y lo más importante, un par de tazas de café para poner en funcionamiento el aparato digestivo.

A las 5 en punto salimos para el lago. La peque flipa bastante con eso de levantarse de madrugada pero sonríe y lo acepta de buen grado. Nos hacen aparcar bastante lejos y tenemos que caminar como 1km que me vino bien para bajar algo el nivel de tensión. La vista del lago es alucinante. Está amaneciendo y debido al contraste entre los 23º de temperatura del agua y los 10º del ambiente, hace que haya una neblina encima del agua que le da un aspecto algo fantasmagórico.



Una vez en el área de transición, compruebo que la bici está bien, inflo las ruedas y coloco las botellas y parte de la comida que intentaré ingerir durante el ciclismo. Son poco más de las 6 y no hay mucho más que hacer. Voy a despedirme de Laura y Nerea e intento sonreir y disimular lo asustado que me encuentro. Luego tranquilamente a la playa y a ponerme el neopreno, siempre con una botella de agua en la mano, por eso de la obsesión de estar sobre hidratado.

Se puede calentar en el agua pero total, con lo mal que nado no va a servir de nada, ya me calentaré con las leches de los primeros metros como siempre.

A las 6:45 estamos los 2500 triatletas en la playa esperando a que se dé la salida. Estoy completamente aterrado pero me obligo a seguir sonriendo ¡menuda pinta de imbécil debía tener! Intento concentrarme en lo que toca ahora: "Vamos Sergio, vete paso a paso, de momento piensa sólo en salir vivo del agua y después ya veremos".


El circuito de natación consiste en dar una vuelta completa al lago en forma de "U" invertida hasta completar los 3800m. Poco a poco van pasando los minutos que aprovecho para ajustarme el gorro y las gafas, a ver si por una puñetera vez consigo que no me entre agua. Música, palmas, gritos de ánimo, pulsaciones disparadas y tensión en aumento hasta que por fin escuchamos: "Triathletes, one minute to go" y...¡empezamos!

Me voy metiendo en el agua despacito, sin ninguna prisa. Los primeros metros son un hervidero de piernas, brazos y cabezas embutidas en trajes de neopreno. Hay tanta gente que se hace imposible nadar, bastante es con no ahogarse. Cuando la cosa se despeja intento seguir el consejo de coger como referencia unos buenos pies y seguirlos intentando guardar fuerzas. Pero no voy cómodo, tengo la impresión de que voy más rápido que los de delante y recibo demasiados golpes. Pues nada, paso de pies, esto lo hago en plan "no drafting" y a eso me pongo, a nadar a mi aire, relajado y pasando de la gente, intentando deslizar y, en la medida de lo posible, disfrutar de la natación. El agua está estupenda y el lago es un plato ¡qué más se puede pedir!


Me concentro en nadar, sólo nadar, no hay que pensar en nada más. Van pasando las boyas y en el punto de giro de 180º aprovecho el colapso que se forma para mirar el reloj: 38m. Puffff, mucho mejor de lo esperado, venga Sergio que sólo te queda la mitad y esto está hecho. Pero claro, algo tenía que pasar, Cuando llevaba unos 2500m un armario de 2 metros que va nadando a braza me arrea una patada en el ojo izquierdo que me deja medio KO. Me paro a colocarme las gafas pero no hay mucho más lugar a reproches o lamentaciones, hay que seguir. En cuanto me pongo a nadar de nuevo veo que un grupo de unos 50 o 60 triatletas recortan descaradamente para saltarse un par de boyas y ahorrarse unos 300m. Reconozco que estoy tentado a unirme a ellos y siento impotencia y rabia pero ¡qué coño! yo no he venido aquí a hacer 3500m, yo quiero hacerlos todos. En fin, está claro que los hay que hacen trampas hasta en el solitario. Lamentablemente los gorros no llevaban los números de dorsal, para mí el único fallo organizativo de todo el IM. Bueno, el caso es que después de la patada voy medio mareado y noto que el ritmo baja. Consigo enfilar el último largo. Vamos, son sólo 900m y ya estás fuera. Ya veo el arco de salida a lo lejos. Esta distancia la he nadado en infinidad de ocasiones durante los entrenamientos. Venga, vamos, una brazada tras otra y esto está hecho. Cuento las boyas que quedan, son 4, ahora 3, 2, 1, miro el reloj y veo que puedo bajar de 1h20' pero tengo que nadar un poco a braza porque voy tocado. Por fin toco la arena y me pongo de pie con mucho miedo recordando lo que me paso en Elche. Afortunadamente esta vez las piernas responden y puedo andar. ¡He salido del agua y estoy vivo! 1h20', fenomenal, casi ni me lo creo.

Los primeros pasos al tocar tierra son complicados pero enseguida se pasa el mareo y mientras me voy quitando el neopreno intento buscar a Laura entre el público, quiero decirle lo bien que lo he hecho pero no hay suerte, no la veo aunque después me dijo que me estaba gritando. Debía ir más zombi de lo que me parecía. En fin, hay que seguir. Cojo la bolsa de los bártulos de la bici y me dirijo a la carpa de la transición. Allí hay montada una buena y me cuesta encontrar un sitio en el que sentarme. Había decidido cambiarme completamente así que me visto de ciclista y me pongo la muñequera con la bandera de España comprada para la ocasión. Hala, a por la bici. La encuentro sin problemas y cuando el juez me da la señal de montarme oigo el grito de Laura ¡Allí está! "Lo has hecho fenomenal me dijo". Me alegró tanto verla que se me saltaron las lagrimas y me dio un subidón tremendo para empezar con la bici. Venga, vamos, que sólo son 180kms de nada, ja, ja.

Son las 8:30, la temperatura está aumentando rápidamente y no tengo nada de frío en la bici, mala señal para lo que vendría después. El recorrido ciclista consiste en dar dos vueltas de 85kms más un tramo final de 10km hasta la ciudad. Los primeros kms los hago tranquilo y me pasan triatletas por todos los lados. Pensaba que adelantaría a gente como suele pasar siempre cuando empiezo con la bici pero aquí es al contrario, no paran de adelantarme triatletas con sus cabras (bicis específicas de triatlón), sus cascos aerodinámicos y sus ruedas lenticulares. Yo a lo mío, que me pasen que ya habrá tiempo para cogerles. En el km 10 empiezan los toboganes, que si bien no son demasiado duros si que permiten meter plato pequeño y cambiar un poco la postura. En las subidas adelanto a muchísima gente, con esa manía que tenemos los españoles de demostrar a todo el mundo como subimos al sur de los Pirineos. De todas formas la gente va clavadísima, demasiado para el momento en el que estamos. En el km 26 comienza el descenso y aquí si que todos los guiris se lanzan a saco. Pues nada, que me pasen. Yo me concentro en mantener una buena media, en torno a las 30km/h y comer y beber metódicamente. Llevaba bien aprendido que la clave para finalizar un IM está en la alimentación y la hidratación, sobre todo durante el segmento ciclista. Había decidido comer una barrita cada 25km e intentar meterme un gel cada 40km.




El recorrido a partir de aquí es más o menos llano, lo que permite ir bastante tiempo sobre el acople. Además, se pasa por bastantes pueblos, cuyos habitantes estaban volcados con la prueba. Mucha gente en la calle, incluso con barbacoas, para ver la prueba. Ya me conocéis, siempre intendo agradecer a la gente su apoyo, así que cada vez que veía a un grupo de personas animando yo les animaba más todavía y les gritaba "¡GRACIAS, DANKE!" o "¡VAMOS, GO, GO, GO!". Tenía claro que esto me quitaba tiempo y energías pero yo a esto he venido a pasarlo bien y hacíendo esto me lo estaba pasando pipa. Además, siempre que adelantaba o me adelantaba un español le animaba durante unos instantes, siempre manteniendo a rajatabla la normativa "anti drafting", es decir, sin chupar rueda. La verdad es que me encantó el que la inmensa mayoría de los triatletas lo respetaban escrupulosamente, a lo que contribuía la gran cantidad de jueces en moto que seguían la carrera.

Y así van pasando los kms y vamos llegando al final de la primera vuelta. Miro el reloj y veo que llevo 2h 45' de bici, con lo que veo factible el objetivo de bajar de 6h en el segmento. Voy bien pero estoy algo cargado de espalda y cuello de tanto acople y estoy deseando llegar de nuevo al tramo de subidas para poder cambiar la postura un poco. Aunque sigo adelantando a gente noto que ya no subo tan sobrado como antes y hasta la última cuesta se me atranganta un poco y voy bastante atrancado. Me está bien merecido por ir sobrado, al final esto te pone en tu sitio. Bueno, llegado al km 100 ya voy pensando en descontar. Me hago a la idea de que no me queda más que un Madrid-Soto del Real-Madrid, recorrido que este año he hecho bastantes veces y me autoconvenzo de que lo tengo hecho. Pero no, cada vez voy peor y aunque no se puede decir que vaya apajarado voy sintiendo que las fuerzas se van yendo poco a poco y donde antes iba a 35km/h sin problemas ahora me cuesta un mundo hacerlo a 30km/h.

Pero lo peor fue que me empezaron a doler las plantas de los piés. Ya me ha pasado alguna vez en salidas largas con calor. Creo que se debe a que se me duermen los pies y eso hace que sufra un dolor que se va haciendo insoportable. La única solución es parar, quitarme las zapatillas y masajearme un poco los piés hasta que se pasa. La primera parada la hice en el km 115 y aproveché para vaciar la vejiga pero lo malo es que a partir de aquí tuve que parar cada 15-20km y el dolor no remitía. Eran paradas de 2-3 minutos pero es frustante ver como te pasan como balas los triatletas a los que te ha costado un mundo adelantar unos minutos antes. En fin, hay que seguir, esto es lo que tiene el IM, hay tantísimas variables a controlar, tantísimas cosas que pueden salir mal que hacer una carrera perfecta es casi imposible. Para complicar algo más las cosas sopla un viento bastante incómodo y ya casi no hay gente animando en los pueblos, el objetivo de las 6h se esfuma rápidamente.

Finalmente consigo acabar las segunda vuelta y afrontar los últimos kms hasta Regensburg. Me acuerdo de que la teoría dice que en bici hay que reservar para luego poder darlo todo corriendo. ¡Pero qué voy a reservar si ya no tengo nada! Venga, vamos a acabar la bici y luego ya se verá.

Llego a la T2 tras 183kms y 6h26m de bici. No está mal pero aquí sí que creo que podía haberlo hecho mejor. Lo único que quiero es ver a Laura y a Nerea y ponerme a correr. Cuando estoy bajándome de la bici las veo, detrás de la bandera de España. Les grito y les digo que voy bien. Me dirijo a la carpa y me vuelvo a cambiar completamente de ropa para ir más cómodo en el maratón. Había decidido ponerme la camiseta que me regaló Laura cuando nació la peque, con el texto "El papá de NEREA" por detrás. Salgo a correr bastante acojonado, en parte porque ya debíamos estar rondando los 30º y en parte por la incertidumbre de como responderán las piernas y el maldito sóleo.

Sorprendentemente las piernas responden muy bien y hago los primeros minutos a un ritmo bueno, adelantando a bastante gente. Lo que pasa es que me noto completamente vacío de energías y sé que tarde o temprano va a llegar el petardazo. Bueno Sergio, aquí hemos venido a disfrutar así que vamos a morir matando.

El circuito del maratón consiste en dar 4 vueltas de 10,5kms cada una, lo que hace que el contacto con el público sea máximo. Los primeros kms pasan por el centro de la ciudad y hay tanta gente animando que es imposible no correr. Luego se sale a un parque con un lago en el centro al que se le da una vuelta y, en general, se trata de un circuito bastante llano.

La estrategia para los primeros kms era correr entre los avituallamientos, que están separados unos 2kms entre ellos y andar mientras cojo algo de beber y comer. El menú era completísimo, hielo, agua, cola, powerade, red bull, pasteles, frutas, galletas saladas, geles, vamos, como para quedarse allí a merendar. Lo que pasa es que sólo me entraba agua y algo de cola o powerade de vez en cuando. Lo intenté con un gel y un pastelito pero el riesgo de vomitar me hizo abandonar la idea. Durante la primera vuelta voy cumpliendo lo estipulado, manteniendo mi ritmo de crucero de 5min/km y consiguiendo de forma más o menos fácil la primera pulsera, de color verde. La gente anima a saco y yo correspondo con aplausos, sobre todo a los españoles. Hace un calor sofocante pero de momento puedo seguir corriendo.



Al final de la primera vuelta me esperan Laura y Nerea para darme ánimos. ¡Vamos! Esto me permite seguir corriendo unos kms más y obtener la pulsera amarilla, ¡ya sólo quedan dos! Pero empiezo a ir mal, muy mal. Los pies me arden, aunque no me duelen tanto como en la bici, y cada vez me cuesta más correr. Al final, en el km 15 me pongo a andar. Hasta aquí hemos llegado, a partir de ahora toca hacer el maratón "a la americana", es decir, un rato corriendo y otro rato andando. Nunca pensé en abandonar, esto lo iba a acabar aunque fuese literalmente a rastras pero a partir de aquí sufrí muchísimo. Cuando acabo la segunda vuelta le digo a Laura que voy muy jodido y ella me dice que no me pare, que siga. Venga, hostias Sergio, que tu mujer y tu hija no llevan más de 10 horas esperándote para verte andar ¡hay que correr!

Es dificil explicar lo que sentía. Me dolían todos los músculos de cuerpo, cada vez que intentaba correr era una tortura y, por contra, estaba en un estado de absoluta felicidad. Coño, que estaba haciendo un Ironman, la ilusión de mi vida y como no me canso de repetir, lo quería disfrutar al máximo de principio a fin. El único momento realmente malo llegó al empezar la tercera vuelta. El calor seguía siendo sofocante pero yo estaba helado y de repente me encontré tiritando. Aquí si me que me asusté algo porque podía significar que las cosas se podrían poner feas de verdad. Afortunadamente bajé el ritmo y la sensación de frío se fue pronto. Esta vuelta fue la peor. Tras conseguir la pulsera azul pasé por los peores kms. La gente va muy tocada y te acaban contagiando. Veía a gente pararse a vomitar o a triatletas que estaban tirados en la cuneta completamente reventados. En el km 27 veo que un tiarrón que iba algo por delante se empieza a tambalear y se deja caer al suelo. Voy rápido a ver qué le pasa pero me dice algo en alemán y no entiendo ni papa. Al final no pasó nada, se pararon otros triatletas alemanes que le tranquilizaron y en menos de 3 minutos habían llegado dos médicos para atenderle. La verdad es que la organización de todo el Ironman fue casi perfecta, y la actuación de todos los voluntarios y personal sanitario, modélica. Hago cálculos y veo que con un poco de esfuerzo puedo bajar de las 13h pero, claro, para eso voy a tener que seguir pasándolo bien. Aquí es cuando me acuerdo de todos los que estáis apoyándome desde España, de todo el coñazo que os he estado dando durante estos meses con el tema ironman y en todos los mensajes y llamadas de ánimo que he recibido. Joder, esto también es para todos vosotros.

No sé muy bien cómo explicarlo pero repentinamente siento que las fuerzas vuelven, que lo que antes costaba un mundo ahora cuesta un pelín menos y que aguanto más tiempo corriendo. Llego al final de la tercera vuelta y le digo a Laura completamente enrrabietado: "Con cojones, esto se acaba con cojones". Me mira como diciendo "estás más colgado de lo que creía". Además escucho a Nerea decir "¡Vamos papá, Vamos!" Pues eso, vamos, de aquí a la meta como un tiro. Sólo faltan 10 malditos kms y estoy en meta. 10kms me los hago con la minga, ¡cuántas veces los habré corrido! Venga, venga, un poquito más y ya tengo la tan ansiada pulsera rosa. Ahora sí que hay que disfrutarlo de verdad. Voy parando en los avituallamientos para aplaudir a los voluntarios ¡qué magnífico trabajo!, que corresponden con gritos de ánimo y me hacen la ola. Se me saltan las lágrimas y sigo, sigo, sigo hacia la meta. No me olvido de animar todo lo que puedo a la gente que adelanto y que va por su segunda o tercera vuelta. Vamos, vamos, un poco más y ya está. En el km 35 aparece el amigo sóleo para dar un poco por saco. No pasa nada, llegado a este punto podemos ir juntos hasta la meta sin problemas.

Enfilo la meta y me pongo a aplaudir como un energúmeno, a lo que el público responde animando a saco. Me imaginaba que iba a llorar pero no, no salen lágrimas, sólo un estado de alegría infinita. Entro en el pasillo de llegada y busco con la vista a Laura y a Nerea. Sí, sí, ahí están. Quiero coger en brazos a la peque pero se pone a llorar y se la devuelvo a Laura pero me dice, "No, cógela". ¡Gracias! Este es el momento que llevo esperando 8 meses y por fin se ha hecho realidad. Nerea, espero que cuando seas mayor y leas esto puedas perdonarme el mal rato que te hice pasar. Quedan 50m y voy corriendo con mi hija mientras escucho por megafonia "Sergio Ballesteros, from Spain, you're an Ironman".




Al final fueron 12h51m y el maratón en 4h50m. Contento con el tiempo final pero no con el maratón, creo que lo puedo hacer mucho mejor. En cualquier caso, estoy en una nube. Tras devolver a la peque paso rápidamente por el control médico y me voy a que me den la camiseta de Finisher y el diploma. Madre mía, soy FINISHER. Ha pasado ya una semana y todavía no acabo de creérmelo. Luego a buscar a la familia y a reponer fuerzas con esa deseada combinación bávara de cerveza y salchicha.

Sé que para algunos de vosotros esto será una gilipollez y que no le véis el sentido a entrenar tanto o sufrir tanto. Bueno, yo sólo os digo que si os pica el gusanillo no dudéis en probarlo. Si yo lo he hecho, lo puede hacer cualquiera.

Por cierto, os preguntaréis si es cierto eso de la tan temida depresión post-ironman. Pues sí, algo de eso hay pero la mejor medicina para combatirla es empezar a pensar el el próximo...